La visita de Mirtha Legrand al sanatorio La Trinidad para ver a su nieta Juana, internada desde ayer por la pérdida de su embarazo de ocho meses, terminó en un escándalo hasta con golpes.
Cuando la diva dejaba el centro asistencial del barrio de Palermo, un importante número de periodistas, camarógrafos y fotógrafos se arrojaron sobre el auto para tomar las primeras imagenes de Legrand.
Los guardias trataron de impedir que la prensa se acercara y no faltaron insultos, empujones y golpes en una batalla campal que terminó con vidrios rotos y la obligada presencia de la policia.
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