Desde principios de 2010, varias productoras iniciaron la carrera por cerrar uno de los espectáculos más rentables y deslumbrantes de la actualidad: la gira con que Roger Waters revive de manera íntegra la ópera rock The Wall. Pero finalmente se anuncio de manera definitiva la tercera escala del británico en la capital, tras sus conciertos de 2002 y 2007. Será durante la primera quincena de marzo en el Estadio Nacional y como parte de un tour sudamericano que también irá a Brasil y Argentina.
Seran dos presentaciones, ya que la gigantesca envergadura del show reducirá la capacidad del estadio a un promedio de 35 mil personas. Para la compleja instalación del escenario y todo el trabajo técnico, la firma ya reservó el recinto ñuñoíno en un lapso que va desde el 20 de febrero al 7 de marzo, período que también involucra la realización del concierto.
El músico britanico ha dejado ver que esta gira podría ser su último recorrido planetario, dejando los años venideros para despachar álbumes con mayor paciencia. "Ya no soy tan joven como antes. No soy un gran vocalista ni un gran instrumentista, pero aún tengo fuego en las tripas. Tengo el canto del cisne dentro y creo que esto se acaba pronto".
Ademas de un concierto, sera un espectaculo teatral,un recorrido de dos horas que repasa toda la producción de 1979 en dos segmentos, dividido cada uno en 13 canciones e interpretadas en el mismo orden.
La estrella de rock encarnada en la película por la figura de Pink, alienado por la fama y la masividad, y que intenta recoger respuestas en un mundo derrotado por el capitalismo y la guerra. Tras una intro salpicada por pirotecnia, In the flesh? marca la salida de un Waters ataviado con una chaqueta negra. The thin ice, la segunda entrega, fusiona fotos de soldados muertos en la Segunda Guerra Mundial con la de jóvenes caídos en Irak o Afganistán.
Posteriormente, Another brick in the Wall, muestra a un foco gigante que busca gente entre el público y da terreno al primer gran fetiche de la velada: la marioneta gigante del profesor obsoleto que enfrenta a un grupo de niños vestidos con la leyenda "el miedo construye paredes". El saludo al pasado sigue en Mother, con imágenes de un Waters de hace 30 años cantando junto al artista de hoy. Empty spaces ofrece más estímulos a los sentidos con dibujos de aviones que disparan bombas con formas de crucifijos y de logos comerciales. La segunda parte abre con Hey you y muestra a la banda de acompañamiento tras la estructura. Luego pasan una emotiva Comfortably Numb, el clásico cerdo de la agrupación sobrevuela al público en In the flesh y el muro se derriba con furia en The trial. Todo queda en el piso y Outside the wall marca el fin de un show que la crítica ya sitúa con justicia entre lo más deslumbrante de la música.
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